Jesús, con su cariñoso y confiado gesto nos recuerda que la Virgen es nuestra Madre y parece invitarnos a recibirla cada año y a dejarnos proteger y conducir por Ella.
"María sabe el don gracioso del poder inefable que su Hijo le ha concedido sobre su Corazón adorable para interceder por todos sus hijos y ayudarles en todas sus necesidades. Ella es la abogada de las causas difíciles y desesperadas, tanto en el orden temporal como espiritual".