LA OFRENDA DE LOS MAGOS
Los tres dones que ofrecieron los Reyes Magos al Niño Jesús en la primera Epifanía han dado lugar a regalos que tradicionalmente dan en este día los padres a sus hijos y que la fantasía de la niñez inocente atribuya a los Reyes.
El evangelio de Mateo narra que unos Magos de Oriente se pusieron en camino para adorar a Jesús recién nacido. “Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas le adoraron; después, abrieron sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”.
El don de las ofrendas significaba en el antiguo Oriente respeto y alianza. Para san Mateo es un acto de adoración, por el cual unos mandatarios regios reconocen la autoridad de Jesús, “rey de los judíos”, es decir, Señor del reino de justicia. Mateo nombra las tres ofrendas más corrientes de aquel tiempo. A su vez, estudiosos de la Biblia, predicadores, poetas y devotos del pueblo han interpretado de diversos modos esta regia ofrenda.
Los Magos de Oriente han cautivado la fantasía popular durante siglos, más que los personajes de los pastores. En las catacumbas romanas se representaron a los magos dos siglos antes que a los pastores. Probablemente influyó el interés que entonces había por las reliquias.
Recordemos que, según la leyenda, los supuestos restos de los Magos fueron llevados de Persia a Constantinopla y de allí a Milán. En 1162 fueron robados por el emperador Federico Barbarota y transportados a Colonia, donde reposan en un altar artísticamente esmaltado. En 1903 el cardenal de Colonia devolvió a la diócesis de Milán parte de los restos, considerados por el pueblo como reliquias.
Lógicamente, al crecer las críticas a las devociones basadas en las reliquias, tachadas por los protestantes de supersticiones, los pastores de Belén arrebataron el puesto a los Magos. En la Iglesia Española, en cambio, nunca hubo competencia entre ambas figuras, Pastores y Magos están en los nacimientos españoles a pie de igualdad.
Según el relato de san Mateo, los tres Reyes Magos ni fueron tres, ni reyes, ni magos. Eran astrólogos o astrónomos y su número es desconocido. Desde el siglo V la piedad popular afirmó que eran tres, ya que el relato evangélico habla de tres ofrendas. Como la magia estaba prohibida por la iglesia, dejaron de ser magos y se les consideró reyes. Sus nombres –Melchor, Gaspar y Baltasar- proceden de los evangelios apócrifos, libros pintorescos, imaginativos y superficiales.
En el siglo VI se relacionaron los reyes con sus dones: Melchor con el oro, Gaspar con el incienso y Baltasar con la mirra. En el siglo XV se determinaron sus razas, de acuerdo a las tres entonces conocidas: blanca, amarilla y negra.
El simbolismo de los regalos surge en el siglo II. De acuerdo con una tradición antigua, recogida en un texto litúrgico, Melchor lleva a Jesús oro (realeza), Gaspar incienso (divinidad) y Baltasar mirra (sacrificio). Otra versión simbólica relaciona los tres dones con actitudes cristianas: oro significa generosidad; incienso, oración; mirra, sufrimiento. Y desde mediados del siglo XIX, los Reyes traen regalos a los niños: Gaspar, golosinas y frutos secos; Melchor, ropa y zapatos; Baltasar, carbón a los díscolos.
Para el pueblo fiel, los tres regalos recuerdan ascéticamente la importancia de las obras, la oración y el sacrificio.
ORO, INCIENSO Y MIRRA, HOY.
¿Qué significan hoy los tres dones regios en nuestra sociedad estremecida, convulsa y bélica presa del miedo y la inseguridad?
El oro es dinero, financiación. Puede representar la implantación del impuesto estatal del 0.7% a favor del desarrollo de los pueblos atrasados, la condonación de la deuda externa de los países del tercer Mundo, la eliminación de los paraísos fiscales, la reducción de los gastos de defensa y el incremento de los proyectos de educación, empleo y sanidad.
El incienso es dignidad humana, respeto a la persona. Puede significar defensa de los derechos humanos, reconocimiento de la dignidad de la mujer, igualdad de las personas ante la ley, oportunidad para todos de acceder a la cultura cultivada y servicio eficaz y honrado de gobernar, legislar y juzgar.
La mirra es salud, sanidad. Incluye medicina social eficaz, producción a bajo precios de productos farmacéuticos para el Tercer Mundo, recuperación de prostitutas, alcohólicos, drogadictos y personas con sida y trato humano con las personas de la tercera edad.
Muchos son, pues, los significados de los tres dones de oro, incienso y mirra, que en aquella gran Epifanía hicieron los Reyes Magos.
Los tres dones que ofrecieron los Reyes Magos al Niño Jesús en la primera Epifanía han dado lugar a regalos que tradicionalmente dan en este día los padres a sus hijos y que la fantasía de la niñez inocente atribuya a los Reyes.
El evangelio de Mateo narra que unos Magos de Oriente se pusieron en camino para adorar a Jesús recién nacido. “Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas le adoraron; después, abrieron sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”.
El don de las ofrendas significaba en el antiguo Oriente respeto y alianza. Para san Mateo es un acto de adoración, por el cual unos mandatarios regios reconocen la autoridad de Jesús, “rey de los judíos”, es decir, Señor del reino de justicia. Mateo nombra las tres ofrendas más corrientes de aquel tiempo. A su vez, estudiosos de la Biblia, predicadores, poetas y devotos del pueblo han interpretado de diversos modos esta regia ofrenda.
Los Magos de Oriente han cautivado la fantasía popular durante siglos, más que los personajes de los pastores. En las catacumbas romanas se representaron a los magos dos siglos antes que a los pastores. Probablemente influyó el interés que entonces había por las reliquias.
Recordemos que, según la leyenda, los supuestos restos de los Magos fueron llevados de Persia a Constantinopla y de allí a Milán. En 1162 fueron robados por el emperador Federico Barbarota y transportados a Colonia, donde reposan en un altar artísticamente esmaltado. En 1903 el cardenal de Colonia devolvió a la diócesis de Milán parte de los restos, considerados por el pueblo como reliquias.
Lógicamente, al crecer las críticas a las devociones basadas en las reliquias, tachadas por los protestantes de supersticiones, los pastores de Belén arrebataron el puesto a los Magos. En la Iglesia Española, en cambio, nunca hubo competencia entre ambas figuras, Pastores y Magos están en los nacimientos españoles a pie de igualdad.
Según el relato de san Mateo, los tres Reyes Magos ni fueron tres, ni reyes, ni magos. Eran astrólogos o astrónomos y su número es desconocido. Desde el siglo V la piedad popular afirmó que eran tres, ya que el relato evangélico habla de tres ofrendas. Como la magia estaba prohibida por la iglesia, dejaron de ser magos y se les consideró reyes. Sus nombres –Melchor, Gaspar y Baltasar- proceden de los evangelios apócrifos, libros pintorescos, imaginativos y superficiales.
En el siglo VI se relacionaron los reyes con sus dones: Melchor con el oro, Gaspar con el incienso y Baltasar con la mirra. En el siglo XV se determinaron sus razas, de acuerdo a las tres entonces conocidas: blanca, amarilla y negra.
El simbolismo de los regalos surge en el siglo II. De acuerdo con una tradición antigua, recogida en un texto litúrgico, Melchor lleva a Jesús oro (realeza), Gaspar incienso (divinidad) y Baltasar mirra (sacrificio). Otra versión simbólica relaciona los tres dones con actitudes cristianas: oro significa generosidad; incienso, oración; mirra, sufrimiento. Y desde mediados del siglo XIX, los Reyes traen regalos a los niños: Gaspar, golosinas y frutos secos; Melchor, ropa y zapatos; Baltasar, carbón a los díscolos.
Para el pueblo fiel, los tres regalos recuerdan ascéticamente la importancia de las obras, la oración y el sacrificio.
ORO, INCIENSO Y MIRRA, HOY.
¿Qué significan hoy los tres dones regios en nuestra sociedad estremecida, convulsa y bélica presa del miedo y la inseguridad?
El oro es dinero, financiación. Puede representar la implantación del impuesto estatal del 0.7% a favor del desarrollo de los pueblos atrasados, la condonación de la deuda externa de los países del tercer Mundo, la eliminación de los paraísos fiscales, la reducción de los gastos de defensa y el incremento de los proyectos de educación, empleo y sanidad.
El incienso es dignidad humana, respeto a la persona. Puede significar defensa de los derechos humanos, reconocimiento de la dignidad de la mujer, igualdad de las personas ante la ley, oportunidad para todos de acceder a la cultura cultivada y servicio eficaz y honrado de gobernar, legislar y juzgar.
La mirra es salud, sanidad. Incluye medicina social eficaz, producción a bajo precios de productos farmacéuticos para el Tercer Mundo, recuperación de prostitutas, alcohólicos, drogadictos y personas con sida y trato humano con las personas de la tercera edad.
Muchos son, pues, los significados de los tres dones de oro, incienso y mirra, que en aquella gran Epifanía hicieron los Reyes Magos.