Así que se traslada a España donde Felipe II necesita artistas para trabajar en ese gran complejo palaciego y monasterial llamado San Lorenzo de El Escorial. Para entonces ya había perdido en Italia su nombre propio. Y es que nadie podía pronunciar con soltura el complejo Theotocopoulos. Así que fue bautizado como “il Greco”. El griego. Un apelativo que en España mantendrá con el nombre en italiano, greco, pero con su artículo en español. El Greco.