La maestría del Greco es precisamente su forma de tratar el color. Sale de esa gama propia del Cinquecento, con rojos y azules intensos, y prefiere los colores secundarios, o incluso terciarios, que ya utilizaba Tiziano. Solo que en el Greco esos colores tienen un brillo especial y unos matices impresionantes. Verdes oliva, azules cobalto, rosas pálidos, amarillos azufre. Una gama llena de brillo que combina con grises azulados para crear figuras que parecen hechas de luz.