La espiral, la serpiente, la oca.
“El juego de tablero más sencillo, difundido y popular, aparcado en el recuerdo de nuestra primera infancia no es otro que el juego ancestral, el más antiguo conocido y también el más trascendental, cúmulo de significados. Y la trascendencia de sus arcanos, relegada al inconsciente colectivo, se comprueba con el hecho de su perdurabilidad como estampa de un juego cuyas reglas, y a pesar de los avances tecnológicos, no han variado un ápice en los últimos cuatrocientos años”. (María José Martínez Vázquez de Parga, El tablero de la oca. Juego, figuración, símbolo).
“El juego de tablero más sencillo, difundido y popular, aparcado en el recuerdo de nuestra primera infancia no es otro que el juego ancestral, el más antiguo conocido y también el más trascendental, cúmulo de significados. Y la trascendencia de sus arcanos, relegada al inconsciente colectivo, se comprueba con el hecho de su perdurabilidad como estampa de un juego cuyas reglas, y a pesar de los avances tecnológicos, no han variado un ápice en los últimos cuatrocientos años”. (María José Martínez Vázquez de Parga, El tablero de la oca. Juego, figuración, símbolo).