Claro que ya antes existió otro “juego ancestral” elemental, el juego de la serpiente egipcio (mehen, cuyo pictograma es un cántaro) del que nos han llegado numerosos tableros, que siguen el cuerpo de la serpiente enroscada hasta llegar al centro donde reposa su cabeza. Aquí la espiral está llena de significado, porque las espirales se convierten en serpientes.