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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El mensaje anterior me ha hecho recordar lo complicado...

Después de tantos días sin saber nada del nuevo abuelo, creo que ya habrá tenido tiempo de probar a ponerle el pañal, la cremita, y usar las toallitas, así que ya podrá ponerse al teclado, y decirnos el nombre del recién nacido y que se deje de "pinturerías" Jajajajajajajaja. Ahora va a saber lo que es arrastrase por los suelos... (y porque en casa no hay árboles, que si no...) imitando a Kaa, la serpiente del Libro de la Selva, y como se descuide un poco, le hace el niño de recitar de P a PA las Tablas de Multiplicar en menos que canta un gallo. ¡Menudos son estos "locos bajitoooooooooosssss".
Bueno chicos un besete.

El mensaje anterior me ha hecho recordar lo complicado que era antes vestir y limpiar a un bebé, sobre todo en el pueblo, y en invierno...
¿A alguien de vosotros os suenan las palabras Pañales, Ranitas, Ropones, Picos, Metedores, Fajas, Fajuelas, Baberetes...? ¡Madre mía, que trabajo sólo de lavar toda esta ropa...! En verano, aún era llevadero, pero en invierno... ¡Cómo se quedaban las manos con tanto "lavote".
Vosotros pensaréis..."Pero qué exagerada es esta Milagros... ¡Ni que hubiese criado ella veinte hijos en aquellos años....! Pues no, no es que yo criase una "recua" así; primero, porque no encontré "el padre adecuado para mis hijos", y segundo, porque con una edad que no pasaba de los 10 años, no creo yo que estuviésemos, por muy precoces que fuésemos, muy preparados para ser padres ni yo ni ningunos de mis Quintos. Jajajajajajjajajajajajaaaaaaaa aaaaaaa
Lo de las manos heladas, y esas cosillas, lo sé porque cuando mi primo Pepe, el de mi tío Eugenio, era tan pequeño que usaba esas ropitas y hacía la caca de color amarillento que era como solían hacerla entonces los bebés, le pedía mi tía Pili que me dejase ir a la Fuente Vieja a lavar la ropita, a una balsa que había entonces, al lado del Pilón. Mi tía, me puso los pañales, que los tenía con jabón a remojar, y la demás ropa sucia en una "palancana", y... ¡hala! a lavar los pañales de mi primo a la Fuente.
Me gustó mucho la experiencia, pero... jolines... ¡qué fría estaba el agua...! Como era otoño o invierno (no recuerdo bien), cuando terminé de aclararla la puse de nuevo en la palancana y de vuelta a casa, mientras caminaba por el camino me iba soplando la punta de los dedos, primero de una mano, y luego de la otra, para calertármelas, pues no podía "ni hacer el huevo"...