La contribución de Sabicas en el flamenco es doble: Por un lado, amplía la técnica de la guitarra flamenca (inventó, por ejemplo, la alzapúa en una cuerda y el rasgueo de tres dedos), y por otro destaca como un compositor de categoría, ya que sus obras se caracterizan no por unir falsetas —frases líricas que toca el guitarrista cuando el cantaor deja de cantar—, sino por crear una estructura melódica, rítmica y armónica perfectamente coherente de principio a fin, como en cualquier obra clásica, cosa que en el flamenco nunca se había hecho a excepción de algunas figuras coetáneas (Esteban de Sanlúcar, por ejemplo, en creaciones como Mantilla de feria o Panaderos flamencos). Pocas cosas cabe objetar al toque de Sabicas, que gozaba de una extraordinaria técnica con una amplia sonoridad —muchas veces tocaba en los escenarios sin micrófono— debida a su fuerte pulsación y a la enorme calidad de sus composiciones.