11 de marzo
El tren sigue imperturbable su camino.
Limpia el vaho del cristal.
Ya no divisa el vertedero humano
del mundo de las contradicciones,
ahora pasa junto a un campo de amapolas
y ve como Camile y Jean, su hija y ella,
bajan una pendiente entre la hierba
mientras Monet plasma su adoración en el lienzo.
Salta entonces del vagón agónico
y se mezcla entre los topacios terciopelo
y siente la húmeda caricia del césped silvestre
que impregna de frescura sus piernas a cada paso.
Se descalza para pisar la tierra,
gira sobre sus pies para otear el horizonte
y grabar en su retina la belleza de la luz,
con todos sus matices.
Y alguien desempolva el arpa que se hallaba dormida
bajo la corteza de un sauce
y le canta una nana con arpegios
que son mariposas
que vuelan besando sus párpados.
Y se tumba dichosa sobre la técnica púrpura
y una nube de azúcar
Y sueña que sigue viva en un marzo de esperanza
que ya huele primavera.
Edith Checa
El tren sigue imperturbable su camino.
Limpia el vaho del cristal.
Ya no divisa el vertedero humano
del mundo de las contradicciones,
ahora pasa junto a un campo de amapolas
y ve como Camile y Jean, su hija y ella,
bajan una pendiente entre la hierba
mientras Monet plasma su adoración en el lienzo.
Salta entonces del vagón agónico
y se mezcla entre los topacios terciopelo
y siente la húmeda caricia del césped silvestre
que impregna de frescura sus piernas a cada paso.
Se descalza para pisar la tierra,
gira sobre sus pies para otear el horizonte
y grabar en su retina la belleza de la luz,
con todos sus matices.
Y alguien desempolva el arpa que se hallaba dormida
bajo la corteza de un sauce
y le canta una nana con arpegios
que son mariposas
que vuelan besando sus párpados.
Y se tumba dichosa sobre la técnica púrpura
y una nube de azúcar
Y sueña que sigue viva en un marzo de esperanza
que ya huele primavera.
Edith Checa