
A Inés, que así se llamaba, le encantaba asomarse por la reja de su casa para orar al Cristo del Pasadizo y contemplar a aquellos que se acercaban para rezar.
Julián, era un joven muy trabajador y apuesto, que pertenecía a una familia muy humilde de Cuenca. Cuando anochecía, el muchacho se acercaba al Cristo a pedir ayuda para su familia.
Inés, se asomaba a la reja cada vez que veía aparecer a Julián y éste la observaba de reojo mientras dirigía sus plegarias al Cristo del Pasadizo. Y así, una noche tras otra…
Julián, era un joven muy trabajador y apuesto, que pertenecía a una familia muy humilde de Cuenca. Cuando anochecía, el muchacho se acercaba al Cristo a pedir ayuda para su familia.
Inés, se asomaba a la reja cada vez que veía aparecer a Julián y éste la observaba de reojo mientras dirigía sus plegarias al Cristo del Pasadizo. Y así, una noche tras otra…