Julián aparecía todos los días ilusionado por ver a la bella Inés de la cual se había enamorado locamente. Los dos comenzaron a mantener conversaciones que se prolongaban horas, mientras sus sentimientos e ilusiones se dirigían a formar una familia para el resto de su vida.
Entretanto, el padre de Inés ya había sorprendido a la muchacha varias noches conversando con él y, aunque pensaba que Julián era un buen muchacho, decidió preguntar a que familia pertenecía.
A pesar de que el joven era de su agrado no le pareció buena idea cuando se enteró que procedía de una familia muy humilde. ¡No quería que su hija pasara calamidades!
Sin embargo, el padre de Inés que sabía que todas las noches se reunían en la reja, les dejó seguir su relación.
Cuentan que un día, apareció en Cuenca un emisario del rey pidiendo caballeros para emprender un viaje muy largo hacia tierras italianas.
Entretanto, el padre de Inés ya había sorprendido a la muchacha varias noches conversando con él y, aunque pensaba que Julián era un buen muchacho, decidió preguntar a que familia pertenecía.
A pesar de que el joven era de su agrado no le pareció buena idea cuando se enteró que procedía de una familia muy humilde. ¡No quería que su hija pasara calamidades!
Sin embargo, el padre de Inés que sabía que todas las noches se reunían en la reja, les dejó seguir su relación.
Cuentan que un día, apareció en Cuenca un emisario del rey pidiendo caballeros para emprender un viaje muy largo hacia tierras italianas.