Y así, noche tras noche, la muchacha volvió a revivir la misma situación con otro hombre. La madre, que se dió cuenta de la actitud de su hija, la reprendió furiosamente recordándola que tenía una promesa pendiente con Julián y el Cristo del Pasadizo.
Pero Inés era como un pajarillo joven con ganas de volar en libertad y no hizo caso de los consejos de su madre.
Prefirió escuchar las palabras de amor que le dedicaba Lesmas todas las noches a seguir con la incertidumbre de saber si Julián volvería sano y salvo a Cuenca.
Pero Inés era como un pajarillo joven con ganas de volar en libertad y no hizo caso de los consejos de su madre.
Prefirió escuchar las palabras de amor que le dedicaba Lesmas todas las noches a seguir con la incertidumbre de saber si Julián volvería sano y salvo a Cuenca.