Muerto de celos y poseído por la ira, presintiendo que su amada había roto su promesa desenvainó su espada y se lanzó contra el acompañante de la joven.
Pero Lesmas, que también estaba instruido en el arte de la guerra, cuando oyó aquel silbido del metal desenvainó para defenderse.
Y de pronto, en el silencio de la noche, dos jóvenes enamorados quisieron que el filo de la espada decidiera quien era merecedor del amor de la muchacha.
Ruidos de metal que se perfilaron en la oscuridad y maldiciones que el Cristo del Pasadizo escuchó entristecido.
Lesmas, que era muy avispado, fue llevando a Julián hacia un escalón de la calle esperando que al tropezar perdiera el equilibrio y cayera…Y así ocurrió.
Pero Lesmas, que también estaba instruido en el arte de la guerra, cuando oyó aquel silbido del metal desenvainó para defenderse.
Y de pronto, en el silencio de la noche, dos jóvenes enamorados quisieron que el filo de la espada decidiera quien era merecedor del amor de la muchacha.
Ruidos de metal que se perfilaron en la oscuridad y maldiciones que el Cristo del Pasadizo escuchó entristecido.
Lesmas, que era muy avispado, fue llevando a Julián hacia un escalón de la calle esperando que al tropezar perdiera el equilibrio y cayera…Y así ocurrió.