En 1936 es incorporada al paso procesional la talla de san Pedro, siendo imaginable la pretensión de la hermandad de intentar añadir las figuras de los otros apóstoles dormidos, tal y como venían representándose desde el siglo X en iconografías y esculturas diversas. En mayo de ese año, la hermandad adquiere un retablo para la colocación de las sagradas imágenes en la iglesia. En su día se dijo que era de una gran belleza y así se deduce de una antigua fotografía donde se aprecian las paredes de fondo con olivos pintados. Unos meses mas tarde, iniciada la Guerra Civil, serán destruidos todas las imágenes, andas, enseres procesionales y retablo de la parroquia de san Esteban.