Oh quien estuviera allí
dulce amante dueño mío,
y al golpe de aquel judío
pusiera el rostro por ti
toda la culpa está en mi
y vos la pagáis, Señor.
dulce amante dueño mío,
y al golpe de aquel judío
pusiera el rostro por ti
toda la culpa está en mi
y vos la pagáis, Señor.