Haced, mi Jesús amado,
que mis ojos, hechos fuentes,
lloren lágrimas ardientes
por lo mucho que he pecado,
pues tanto a ti te ha costado
el salvar al pecador.
que mis ojos, hechos fuentes,
lloren lágrimas ardientes
por lo mucho que he pecado,
pues tanto a ti te ha costado
el salvar al pecador.