... Y después de haber buscado por aquí, por allá, y por la Pizquierda incluso, y viendo que los últimos y juguetones rayos de sol ya estaban a punto de desaparecer tras los cerretes, Paco, compungido y cabizbajo se dispuso a volver al pueblo por donde había venido, no sin antes haber recorrido, buscando la higuera, La Ceca, La Meca, y La Vall d´Andorra.... Jajajajajaja
Otro día el próximo capítulo.
Otro día el próximo capítulo.
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El campo susurraba... Un murmullo siempre acompasado se hacía oír, largo como el eco de la campana de Montalbanejo, sereno como una noche de primavera, o como un impreciso recuerdo de años pasados. Susurraba siempre porque era un campo viejo y agreste, al que no habían llegado todavía las máquinas cosechadoras ni las ordeñadoras eléctricas. Algunos troncos de jóvenes pinos, se erguían en marcial formación, como un ejército, estrechamente unidos por las verdes copas. Abajo de ellos imperaba el silencio, roto en algunas ocasiones por el suave roce de sus agujas con las que muchas veces los chicos que guardaban los melonares tejían corazones para regalárselos a "sus novietas"...
El campo susurraba... Un murmullo siempre acompasado se hacía oír, largo como el eco de la campana de Montalbanejo, sereno como una noche de primavera, o como un impreciso recuerdo de años pasados. Susurraba siempre porque era un campo viejo y agreste, al que no habían llegado todavía las máquinas cosechadoras ni las ordeñadoras eléctricas. Algunos troncos de jóvenes pinos, se erguían en marcial formación, como un ejército, estrechamente unidos por las verdes copas. Abajo de ellos imperaba el silencio, roto en algunas ocasiones por el suave roce de sus agujas con las que muchas veces los chicos que guardaban los melonares tejían corazones para regalárselos a "sus novietas"...