Es la diferente dureza y composición de las rocas, lo que ha hecho posible la formación de esculturas de la Ciudad Encantada. Efectivamente, éstas en su parte superior, de un color grisáceo, son dolomías (calizas magnesíferas pobres en cal) y en la parte inferior, de tono rojizo, calizas margosas, con menor magnesio y menor resistencia a la erosión.