A LA VIRGEN DE LAS LÁGRIMAS.
La luna brilla en el cielo,
el lucero en el alba,
el sol en el universo,
y tú, Virgen de las Lágrimas,
brillas en toda la Puebla,
cuando por sus calles pasas.
Madre mía de las Lagrimas,
llorando vas por la Puebla;
es tan grande tu dolor
cuando buscas a tu Hijo,
el Divino Redentor.
Madre mía de las Lágrimas,
qué bella y hermosa vas
cuando sales por la Puebla,
y paseas por sus calles
junto al apóstol San Juan.
No me llores, Madre mía,
que tu pena a mí me ahoga
cuando pasas por las calles
caminito del convento,
el viernes santo en la tarde.
La luna brilla en el cielo,
el lucero en el alba,
el sol en el universo,
y tú, Virgen de las Lágrimas,
brillas en toda la Puebla,
cuando por sus calles pasas.
Madre mía de las Lagrimas,
llorando vas por la Puebla;
es tan grande tu dolor
cuando buscas a tu Hijo,
el Divino Redentor.
Madre mía de las Lágrimas,
qué bella y hermosa vas
cuando sales por la Puebla,
y paseas por sus calles
junto al apóstol San Juan.
No me llores, Madre mía,
que tu pena a mí me ahoga
cuando pasas por las calles
caminito del convento,
el viernes santo en la tarde.