Define el pecado como la oposición consciente y voluntaria a la voluntad del Padre, la voluntad consciente y deliberada de hacer el mal a otras criaturas personales en contraposición a los deseos del Padre Universal de un reino espiritual del bien; y hace referencias constantes a nuestra búsqueda de la verdad en la realización de la voluntad de Dios. Indica que la remisión de los pecados debe entenderse como el restablecimiento de las relaciones leales entre la criatura y su creador.
El Libro de Urantia augura un camino muy largo de perfeccionamiento y espiritualización para transformar a la criatura material en un espíritu exaltado: más de quinientas dimensiones de evolución morontiales y más de mil millones de escalas en el camino espiritual antes de alcanzar al Padre.
El Libro de Urantia augura un camino muy largo de perfeccionamiento y espiritualización para transformar a la criatura material en un espíritu exaltado: más de quinientas dimensiones de evolución morontiales y más de mil millones de escalas en el camino espiritual antes de alcanzar al Padre.