LA VIRGEN DE LA ANTIGUA
(Patrona de Guadalajara)
Antigua como la fe
de sus primeros cristianos,
antigua como la estirpe
de sus nobles castellanos,
y antigua como las viejas
piedras de su Santuario,
para llamarse la Antigua
y ejercer su Patronato,
tiene Ella en Guadalajara
motivos más que sobrados.
La crónica de la Antigua
es un continuo milagro,
que enorgullece al creyente
y maravilla al profano.
A sus pies rezó Álvar Fáñez
capitán del bienhadado
Mío Cid, apenas hubo
la ciudad reconquistado.
Desde Felipe Segundo
al más humilde aldeano,
de la Virgen de la Antigua
todos han sido vasallos.
A Ella rindieron amores
los personajes más altos,
los hombres más eminentes,
las figuras de más rango,
méritos y nombradía,
de la iglesia o del estado.
La enaltecieron Infantes,
nobles, clérigos y laicos;
la celebró Santillana,
el Marqués a cuyo paso
se inundaba de luz y oro
el paisaje literario.
La imploró Pedro Mendoza,
el ilustre purpurado,
y la clara descendencia
del Duque del Infantado
la tuvo por abogada
en los gozos y en los llantos.
Y porque desde tan siempre
Ella significa tanto
en el corazón de quienes
en esta ciudad moraron,
por la Virgen de la Antigua
desde siempre la nombraron
y ya siempre por la Antigua
- que es nombre muy acordado
y muy significativo-
se la seguirá nombrando.
(Patrona de Guadalajara)
Antigua como la fe
de sus primeros cristianos,
antigua como la estirpe
de sus nobles castellanos,
y antigua como las viejas
piedras de su Santuario,
para llamarse la Antigua
y ejercer su Patronato,
tiene Ella en Guadalajara
motivos más que sobrados.
La crónica de la Antigua
es un continuo milagro,
que enorgullece al creyente
y maravilla al profano.
A sus pies rezó Álvar Fáñez
capitán del bienhadado
Mío Cid, apenas hubo
la ciudad reconquistado.
Desde Felipe Segundo
al más humilde aldeano,
de la Virgen de la Antigua
todos han sido vasallos.
A Ella rindieron amores
los personajes más altos,
los hombres más eminentes,
las figuras de más rango,
méritos y nombradía,
de la iglesia o del estado.
La enaltecieron Infantes,
nobles, clérigos y laicos;
la celebró Santillana,
el Marqués a cuyo paso
se inundaba de luz y oro
el paisaje literario.
La imploró Pedro Mendoza,
el ilustre purpurado,
y la clara descendencia
del Duque del Infantado
la tuvo por abogada
en los gozos y en los llantos.
Y porque desde tan siempre
Ella significa tanto
en el corazón de quienes
en esta ciudad moraron,
por la Virgen de la Antigua
desde siempre la nombraron
y ya siempre por la Antigua
- que es nombre muy acordado
y muy significativo-
se la seguirá nombrando.