El príncipe, al ver que su nana no volvía, fue en busca de su amada, que lo esperaba junto al cenote. Al verla, ChakTzitzib la estrechó entre sus brazos. Sin embargo, el malvado sacerdote acechaba oculto en la oscuridad y con su arco lanzó una flecha envenenada al corazón de la doncella, haciéndola caer al cenote. El cuerpo sin vida de Nicté-Ha se hundió rápidamente. El príncipe, sin poder contener su dolor, lloraba amargamente e imploraba a los dioses que se lo llevaran con ella.