¡Vaya que lo hemos pasado bien hoy domingo! Hemos ido a comer a casa de mi quinto Sotero, el de Valentín y Paulina que vive en Santa Coloma de Gramanet. En total hemos sido quince personas, entre ellas estaba María la viuda de Gregorio, (Goyete.) (+). En más de 50 años sólo nos habíamos visto Sotero y yo una vez, que fue el día 17 de agosto pasado, cuando celebramos la comida-encuentro de los Quintos del 49, así que después de hoy ya podemos decir que han sido dos veces. Es muy agradable pasar el rato entre amigos que te hacen sentir bien en su compañía aunque haga tiempo que no los ves, e incluso que los acabas de conocer.
Después de nuestra llegada a casa de Sotero y Piedad comenzamos con el aperitivo entre las presentaciones, las preguntas, las respuestas, los choricitos y las morcillas manchegas preparadas en la barbacoa entre otros manjares, las alegrías y las risas...
Ha seguido después la comida y los postres entre recuerdos de nuestra infancia, chistes, cava, vino, fruta y productos típicos de Navidad que ha terminado con un asado de patatas hechas entre el rescoldo de la chimenea cuando ya el reloj había marcado más de las siete, así que os podéis imaginar lo bien que lo hemos pasado. Como no podía ser de otra manera, Sotero y yo especialmente, nos hemos acordado de todos nuestros quintos, incluídos los que no pudieron asistir a la comida-encuentro este agosto pasado. Después hemos llamado a Luis Ángel para hacerle partícipe de nuestra alegría aunque sólo haya sido vía telefónica.
En fin, que ya no me queda gran cosa que contaros, así que os dejo un beso para todos.
Después de nuestra llegada a casa de Sotero y Piedad comenzamos con el aperitivo entre las presentaciones, las preguntas, las respuestas, los choricitos y las morcillas manchegas preparadas en la barbacoa entre otros manjares, las alegrías y las risas...
Ha seguido después la comida y los postres entre recuerdos de nuestra infancia, chistes, cava, vino, fruta y productos típicos de Navidad que ha terminado con un asado de patatas hechas entre el rescoldo de la chimenea cuando ya el reloj había marcado más de las siete, así que os podéis imaginar lo bien que lo hemos pasado. Como no podía ser de otra manera, Sotero y yo especialmente, nos hemos acordado de todos nuestros quintos, incluídos los que no pudieron asistir a la comida-encuentro este agosto pasado. Después hemos llamado a Luis Ángel para hacerle partícipe de nuestra alegría aunque sólo haya sido vía telefónica.
En fin, que ya no me queda gran cosa que contaros, así que os dejo un beso para todos.
Como era de esperar, dos días después de haber pasado la fiesta, me llamó Ascensión, una de las quintas del 49 para decirme lo bien que se lo había pasado en la Fiesta y que ahora que nos había conocido a todos y viviendo en Madrid, visitará el pueblo con más asiduidad, así que desde aquí le digo que me alegro mucho que de que tanto ella como su marido lo pasaran así de bien.
Un beso para ellos.
Un beso para ellos.