La humedad y la grasa del ajo fresco queda muy reducida con la fermentación, los oligoelementos son notablemente mayores, mientras que las proteínas, azúcar y vitaminas son más del doble que en el ajo fresco. Elimina la fatiga, mejora la fuerza física, previene contra los resfriados, protege el hígado y mejora la actividad de la próstata. En el ajo negro encontramos 2,5 veces más aminoácidos que en el ajo fresco, esenciales para el buen desarrollo del organismo.