Justi al volver a ver esta foto me he acordado de cómo se hacía el pan en el pueblo aquellos años que los que escribimos por el foro éramos pequeños.
¿Tú habías ayudado a tu abuela a cerner la harina? Yo sí había ayudado a mi madre a cerner la harina alguna vez, cosa que hacíamos arrastrando el "ciazo" (cedazo) por encima de los "palos de cerner" que se colocaban encima de la artesa, y volviendo a llenar de harina el cedazo cuando ya sólo quedaba algún grumo de harina en él; así, hasta que se terminaba toda la harina del costal. También vi a mi madre añadir el agua a la harina y amasar; deshacer el "creciento" y la levadura con agua, y añadirlo a la masa que se tapaba hasta que por la mañana venía a casa Félix (Pina) avisando de que ya era la hora de ir al horno.
Cuando era época escolar no podía ir al horno con mi madre, pero cuando llegaban las vacaciones, me encantaba irme con ella y "trastear" por entre las maseras, la harina, la masa, las palillas, y sobre todo, oler el aroma de pan recién cocido o comer un buen "cacho" de torta a la calda.
Ahora me ha venido a la memoria unas letras de color azul, un poco desdibujadas por el tiempo, que se podían ver en la pared del lado izquierdo del horno donde decía: "Hoy no se fía, mañana sí". Con el paso de los años, y cuando ya las letras hubieron desaparecido, entendí el significado de aquella frase, y que no entendí antes por no preguntar. ¡Cortos que somos los críos, a veces!
¿Tú habías ayudado a tu abuela a cerner la harina? Yo sí había ayudado a mi madre a cerner la harina alguna vez, cosa que hacíamos arrastrando el "ciazo" (cedazo) por encima de los "palos de cerner" que se colocaban encima de la artesa, y volviendo a llenar de harina el cedazo cuando ya sólo quedaba algún grumo de harina en él; así, hasta que se terminaba toda la harina del costal. También vi a mi madre añadir el agua a la harina y amasar; deshacer el "creciento" y la levadura con agua, y añadirlo a la masa que se tapaba hasta que por la mañana venía a casa Félix (Pina) avisando de que ya era la hora de ir al horno.
Cuando era época escolar no podía ir al horno con mi madre, pero cuando llegaban las vacaciones, me encantaba irme con ella y "trastear" por entre las maseras, la harina, la masa, las palillas, y sobre todo, oler el aroma de pan recién cocido o comer un buen "cacho" de torta a la calda.
Ahora me ha venido a la memoria unas letras de color azul, un poco desdibujadas por el tiempo, que se podían ver en la pared del lado izquierdo del horno donde decía: "Hoy no se fía, mañana sí". Con el paso de los años, y cuando ya las letras hubieron desaparecido, entendí el significado de aquella frase, y que no entendí antes por no preguntar. ¡Cortos que somos los críos, a veces!