Al peligro que tiene correr delante de los toros (un toro, para quien no lo sepa, es un animal de unos 600 kilos de peso, armado de unos cuernos que hacen mucho daño) y a las posibles cornadas y pisotones, se añade el problema de que son cientos los que corren el encierro. Así que hay que estar muy atento para no tropezarse o ser derribado por otros corredores. La masificación es especialmente grave durante los fines de semana puesto que entonces se duplica la cantidad de visitantes que vienen a las fiestas de Pamplona. Cada tramo del recorrido tiene unas características propias, los corredores suelen especializarse en una u otra zona.