Sin embargo la producción de cereales entró en declive. Para superar la crisis, el Infante D. Henrique mandó plantar en la isla la caña de azúcar - poco frecuente en Europa y casi considerada como una de las especias - promoviendo para ello la traída de Sicilia de las primeras plantas y de los técnicos con conocimiento en este cultivo. La producción de azúcar atrajo a la isla a comerciantes judíos, genoveses y portugueses.