ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Una mujer de Reus, Agustina Raimunda Maria Saragossa...

¿QUÉ "HISTORIA" CREERÁN LOS CATALANES QUE VIENEN EMPUJANDO?

" MENTIRAS CON ALIMENTO DE DINERO PUBLICO
Las 'trolas' de la Diada
Xavier Horcajo
Domingo, 31. Agosto 2014 - 15:43
Artur Mas acudirá el día 11 por primera vez a la ofrenda floral del 'Fossar de las Moreras', templo independentista que trata de falsear la Diada.
"En el Fossar de las Moreras, no se entierra a ningún traidor”, en catalán original, reza en el monumento al que –por primera vez- acudirá Artur Mas en plan ofrenda floral. Ese ha sido el “templo” del independentismo, donde los radicales, ya en la oscuridad de la noche, se enfrentaban en escaramuzas a las fuerzas del orden. Antiguamente, el lugar donde algún encapuchado de Terra Lliure, asomaba la nariz desde algún balcón quemando banderas españolas. Pujol dejaba hacer, pero nunca pisó "El Fossar" un 11 de septiembre...

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Sin embargo, las mentiras –por repetidas, sin oportuno contraste-, acaban ondeando con el alimento del dinero público que ha levantado el “museo del pueblo oprimido” en el viejo mercado de El Born, muy cercano, y una bandera gigante. Pero la tragedia del 11 de septiembre de 1714 es imperfecta, angulada, repleta de contradicciones y es absurdo falsearla. La “urna del honor” era la fosa común de Santa María del Mar (La Catedral del Mar) desde el siglo XII y allí se enterraron los cuerpos de los defensores de Barcelona, junto a otros muchos. Desde hace pocos años, allí se disparan salvas de trabuco, aunque allí no pasó nada. Un lúgubre monumento, estilo “plaza dura” coronado por una antorcha, conmemora aquella derrota.
Para el imaginario nacionalista catalán hay una épica que arranca del 11 de septiembre de 1714, el día que Cataluña fue despojada de su independencia. La realidad es que Cataluña era una parte del Reino de Carlos II, rey de España, quien al morir sin descendencia, dio lugar a la Guerra de Sucesión (que no de secesión) de la Corona española. Carlos II, el último de los Habsburgo, testó en favor del candidato Borbón. El Tratado de Utrecht (1713) zanjó la cuestión en favor de la Casa de Borbón, Felipe Duque de Anjou...

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El Archiduque Carlos, aspirante de la casa de Austria, y el de la casa de Borbón, tenían partidarios enfrentados en España y en media Europa. Los burgueses de la Ciudad Condal habían prometido fidelidad al Borbón, y este juró las Constituciones catalanas y les otorgó privilegios, los más generosos hasta entonces. Cataluña fue, en consecuencia, excepción en la Corona aragonesa que defendía al Archiduque Carlos y donde Felipe V no tomó venganza.
Un sórdido paquete de promesas económicas pactadas en Génova; la irrupción de un movimiento pro-austriacista, con epicentro en Vic; pero, sobre todo, el pacto con Inglaterra y desembarco de austriacistas; fueron los que entregaron Barcelona al candidato de la Casa de Austria. El Archiduque Carlos, por cierto, también defendía la unidad de España. Resuelto el conflicto sucesorio, en favor de Felipe V, éste sitió Barcelona y la arrasó en venganza por la traición de la Diputación y de su Consell de Cent. Posteriormente, Felipe V reorganizó el Reino, reforzó su poder a la francesa, con el “Decreto” de Nueva Planta que, para colmo, supuso el resurgimiento económico de Cataluña tras varios siglos de declive...

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El héroe imaginario

El gran héroe de la Diada, fue Rafael de Casanova, a su estatua acuden los políticos catalanes como el ídolo romántico de la resistencia pagada con sangre. Sin embargo, el día del asalto final de las tropas de Felipe V, Casanova dormía en su casa y tras ser avisado se presentó en la muralla con el estandarte de Santa Eulalia para dar ánimos a los defensores. Herido de escasa gravedad en un muslo. Casanova fue llevado a curas y se quitó de en medio.
Cuando la ciudad cayó en manos de los borbones, quemó los archivos de la traición, envió a otro consejero a la rendición formal y él, se hizo pasar por muerto. El héroe Casanova huyó de la ciudad en llamas, disfrazado de fraile, y se escondió en una casa de su hijo en Sant Boi de Llobregat. En 1719 los “agresores” le amnistiaron y volvió a ejercer como abogado. Murió, en Sant Boi en 1743...

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El reproche a “los españoles” por destruir Barcelona es bastante difícil de sostener, aunque decía Esquilo que “la primera víctima de cualquier conflicto es la verdad”. Aquella fatídica noche, las crueles tropas estaban al mando del “españolísimo” duque de Berwick. Los asaltantes de Barcelona, que resiste hasta el día siguiente antes de abandonar su defensa, eran en su mayoría mercenarios a sueldo. Aquel baño de sangre acaba en la rendición de Palma...

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Defender la idea de España

La “ofensa” a Cataluña del Rey Borbón, no cuadra con la espontánea participación catalana, apenas 90 años después durante la invasión de las tropas de José Napoleón. El 6 de mayo de 1809 caía la sitiada Gerona, después de varios asedios afrontados por la población civil, liderada por el general Álvarez de Castro. En Gerona no hay “Fossar” para los muertos en los 3 asedios de la guerra de independencia, que el nacionalismo rebautizó como “Guerra del Francés”.
Alojar en casa al francés, para degollarlo por la noche, fue (muy resumido) el compromiso catalán con la idea de España. Sitios de localidades catalanas y hubo más, por ejemplo en Tortosa (2 de enero de 1811). Actuaciones heroicas de Figueras a Martorell; de Molins de Rei, a Rosas; de Igualada, a Cervera. Todo eso, como decía Pujol, “ ¡Ahora, no toca!”...

Una mujer de Reus, Agustina Raimunda Maria Saragossa i Doménech (Agustina de Aragón) lideraba a los zaragozanos, también sitiados por los franceses. No tiene ni plaza, ni monumento alguno, en Barcelona. Un pastor de Sampedor (el pueblo de Pep Guardiola) se jugó la visa con su tambor en el Bruc, para hacer huir a las tropas de general Duhesne. Se llamaba Isidre Lluçà, era “español y catalán”. Así lo contaba así el Diario de Manresa de la época. ¿Saldrá eso en los libros de historia de los jóvenes catalanes?"