rústicos camareros temporeros, que con su incesante ir y venir refrescaban el ardor tertuliano, con brebajes que gracias a la picarda del mesonero contemporizando con el milagro de las bodas de Canaa, convertía garrafón en costosa reserva de escocés.
En la ciudad, por supuesto vivienda expresamente comprada a promotora que la anunció como “alto standing”. Trescientos cincuenta metros cuadrados en el barrio más “chic”.
Durante el día conserje, por la noche vigilante. Obligatorio para ambos atavío de vistosos entorchados, diseñado en la más acreditada sastrería de uniformes y la letanía de los cancerberos expresando a cada entrada y salida del zaguán los mejores deseos de buenos días, buenas tardes, buenas noches Don.........., Doña..........
Varios coches, pero el del Señor, no menos de 300 HP, importado de Alemania, y personalizado, ¡Por supuesto!, trasto que envejecía antes de los dos años y era renovado con lo más moderno del momento. ¡Y por favor que el color sea cada vez diferente! No vaya a ser que no se den cuenta del cambio.
De vez en cuando, escapadas matrimoniales a un cinco estrellas, obligatorio suite y buenas vistas, y que el cocinero sea muy nombrado en TV y Hola y por supuesto el servicio digno de una embajada, más aún, que acreditados periodistas lo hayan calificado todo de exquisito. Dos días de aburrimiento asegurado.
Y en lo cotidiano, todas las mañanas, el tempranero primer café del día, servido por la fámula filipina.
Después un beso rozando los labios a la santa esposa, que sin despegarse de las sabanas murmura lo mal que se encuentra y lo bien que le sentaría dormir un poquito más, pues tiene un día muy completo con su amiga Puri, la mujer del banquero con quien coinciden en el mismo edificio del apartamento de la playa, es un poco pesada, pero las dos juntan machacan con deleite sus relucientes Visa-Oro.
La santa, mientras se despereza, entresueña y se excita pensando en una aventurilla con el mozarrón del hijo del portero, ¿Qué tendrá ese jovenzuelo que le provoca la libido?. ¿Haber, que encargo le hago hoy para que se pase un ratito por casa?. Seguro que algo de la fontanería necesita repararse. Es que con solo verlo me pone a cien ¡Señor... Señor que pensamientos!
En realidad nada serio, tontunas de marujona que dejó hace años de escuchar requiebros lozanos. Se refrescará en el baño de algas primorosamente preparado por la doméstica asiática y se irá al salón de belleza, después un paseo por las tiendas de diseño, un ratito en una buena joyería y a olvidar pensamientos pecaminosos.
En la ciudad, por supuesto vivienda expresamente comprada a promotora que la anunció como “alto standing”. Trescientos cincuenta metros cuadrados en el barrio más “chic”.
Durante el día conserje, por la noche vigilante. Obligatorio para ambos atavío de vistosos entorchados, diseñado en la más acreditada sastrería de uniformes y la letanía de los cancerberos expresando a cada entrada y salida del zaguán los mejores deseos de buenos días, buenas tardes, buenas noches Don.........., Doña..........
Varios coches, pero el del Señor, no menos de 300 HP, importado de Alemania, y personalizado, ¡Por supuesto!, trasto que envejecía antes de los dos años y era renovado con lo más moderno del momento. ¡Y por favor que el color sea cada vez diferente! No vaya a ser que no se den cuenta del cambio.
De vez en cuando, escapadas matrimoniales a un cinco estrellas, obligatorio suite y buenas vistas, y que el cocinero sea muy nombrado en TV y Hola y por supuesto el servicio digno de una embajada, más aún, que acreditados periodistas lo hayan calificado todo de exquisito. Dos días de aburrimiento asegurado.
Y en lo cotidiano, todas las mañanas, el tempranero primer café del día, servido por la fámula filipina.
Después un beso rozando los labios a la santa esposa, que sin despegarse de las sabanas murmura lo mal que se encuentra y lo bien que le sentaría dormir un poquito más, pues tiene un día muy completo con su amiga Puri, la mujer del banquero con quien coinciden en el mismo edificio del apartamento de la playa, es un poco pesada, pero las dos juntan machacan con deleite sus relucientes Visa-Oro.
La santa, mientras se despereza, entresueña y se excita pensando en una aventurilla con el mozarrón del hijo del portero, ¿Qué tendrá ese jovenzuelo que le provoca la libido?. ¿Haber, que encargo le hago hoy para que se pase un ratito por casa?. Seguro que algo de la fontanería necesita repararse. Es que con solo verlo me pone a cien ¡Señor... Señor que pensamientos!
En realidad nada serio, tontunas de marujona que dejó hace años de escuchar requiebros lozanos. Se refrescará en el baño de algas primorosamente preparado por la doméstica asiática y se irá al salón de belleza, después un paseo por las tiendas de diseño, un ratito en una buena joyería y a olvidar pensamientos pecaminosos.