Un enfermo moribundo le susurraba a su médico:
-Doctor, dígame la verdad. ¿Cuánto me queda de vida?
-No más de una hora- repuso el médico.
-Gracias por la franqueza Doctor. Ahora hágame un último favor: llame a mi abogado y dígale que me urge verle aquí.
- ¿Quiere hacer testamento?
-No, lo que pasa es que siempre he querido morir Jesucristo: ¡entre ladrones!
-Doctor, dígame la verdad. ¿Cuánto me queda de vida?
-No más de una hora- repuso el médico.
-Gracias por la franqueza Doctor. Ahora hágame un último favor: llame a mi abogado y dígale que me urge verle aquí.
- ¿Quiere hacer testamento?
-No, lo que pasa es que siempre he querido morir Jesucristo: ¡entre ladrones!