En 1971, el padre de esa niña, don Diego, ha sido secuestrado. El Mono es el cabecilla de los maleantes, cuya intención es pedir un rescate millonario a la familia. El Mono tiene otras razones que las económicas para secuestrar a don Diego: la obsesión amorosa por la hija de este, Isolda, una princesa rubia a quien el padre, amante de la ópera de Wagner, mantiene encerrada en el “castillo” para preservar su pureza y evitar el contagio con el mundo sucio que les rodea. Don Diego es germanófilo y se ha casado con Dita, una mujer alemana que dejó el Berlín nazi para vivir en la copia del castillo de La Rochefoucauld que su marido ha levantado en Medellín. Desde muy pequeña, Isolda ha tomado la costumbre de escapar al bosque, donde antes jugaba con conejos fantásticos que le tejían peinados, mientras el Mono la admiraba encaramado en los árboles.