Según esta nueva interpretación con conexiones con la de Stoker, Vlad Tepes es también príncipe de Valaquia, de confesión católica, tras su conversión a partir de la fe ortodoxa. Fue rehén de los invasores otomanos, en una práctica habitual por aquel entonces, que consistía en asegurar la lealtad de ciertos nobles, mediante el secuestro consentido de sus hijos o parientes en otras cortes. A cambio, éstos se criaban en costumbres distintas, y a menudo adquirían mejor educación y destrezas que aquellas a las que habrían tenido acceso en sus respectivas tierras natales. Ese fue el caso real de Vlad, que se crió hasta los diecisiete años junto a su hermano Radu el Hermoso en la corte del sultán otomano Murat II, padre de Mehmet II, quien le sucedería en el trono. Vlad y Mehmet llegaron a tener muy buena relación, y ambos se consideraban hermanos; con todo el valor que en aquellos tiempos se daba a ese tipo de parentesco, por supuesto: en función de las necesidades del momento