Drácula: la leyenda jamás contada” nos cuenta cómo Vlad reacciona frente a las exigencias de Mehmet II, y cómo el mito adaptado para la ocasión se funde con la figura histórica del príncipe de Valaquia. Por supuesto, Vlad llega a ser un vampiro, pero la forma en que llega hasta ese punto –no vamos a dar mayores detalles o no tendréis motivos para ver la cinta- se encuadra dentro de una plausible lógica fantástica, y sin duda este aspecto es lo mejor de la película.