ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: En segundo lugar, no paran de referirse a los otomanos...

En segundo lugar, no paran de referirse a los otomanos como “turcos”, y a su sistema de gobierno y religión como “el mal”, en una manipulación que no puedo evitar conectar de forma clara con la actual situación en Oriente Medio y en particular la de Turquía con EEUU. La habitual estigmatización de lo islámico –y elevación de lo “occidental”- y su identificación con el Mal es ya habitual, y esta parece ser otra piedra del alud. No es que servidor tenga querencia por las religiones ni por el Islam en particular –más bien todo lo contrario-, pero esto huele ya a cuerno quemado. Aquellos contra los que Vlad lucha son otomanos, de un imperio tan vasto y variado en procedencias y caracteres que su identificación absoluta con uno de sus territorios, aunque sea el fundacional, en aquellos tiempos, me resulta poco accidental y sí interesada. El uso del término “turco” es muy, muy inexacto. Si juntamos esto con la bonhomía propia del Vlad de esta película…