Pero esta proclamación no resolvía el conflicto, puesto que Augusto no se mostraba nada dispuesto a ceder la corona. Cuando el rey de Suecia se ve obligado a poner rumbo al norte para combatir a los rusos en compañía de Estanislao, Augusto aprovecha para emprender el camino a Varsovia y ponerle cerco. Aunque logra momentáneamente su objetivo, cuando regresa Carlos XII es expulsado de nuevo. Tras haberse hecho con el control del Estado, Estanislao y Catalina eran consagrados en la catedral de San Juan de Varsovia