ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El cráneo se frotaba con aceites perfumados después...

El cráneo se frotaba con aceites perfumados después de lavarlo, pero más peligrosos que los piojos eran los parásitos que anidaban en las ropas y en el cuerpo, y que podían transmitir enfermedades como el tifus. Según Herodoto, los sacerdotes se depilaban todo el cuerpo para librarse de ellos. Además los egipcios consideraban un signo de impureza la abundancia de vello. De hecho, los hombres rara vez exhibían algo más que un fino bigotito y una perilla, prefiriendo la mayoría ir completamente rasurados. Tampoco les gustaba el vello en el pecho, y a veces ni siquiera en las piernas. Para el afeitado utilizaban pinzas, cuchillos o navajas, y aceite como loción. Las prostitutas y bailarinas eliminaban el vello de los brazos y partes íntimas. Para asegurar la máxima eficacia de la depilación, se aplicaba primero una crema para suavizar la piel.