Como no cesaba de dar escándalo y exhibir sus cuernos por todo París de forma bastante embarazosa para Luis XIV, éste dio orden de que fuera conducido a Fort l’Evêque, en la calle Saint-Germain l’Auxerrois. Allí lo hizo permenecer dos semanas, hasta calcular que el caballero habría reflexionado y se encontraría ya más tranquilo. Para asegurarse de que no seguiría poniéndolo en evidencia, Monsieur de Montespan fue desterrado de la corte. Debía viajar a las tierras de su padre, que no podría abandonar sin expreso permiso del rey.