Las canas comenzaron a aparecer prematuramente en los cabellos de Julia, y ella las arrancaba en secreto, antes de que llegaran a ser perceptibles. Un día llegó su padre por sorpresa cuando la estaban peinando. Augusto se dio cuenta de que las peluqueras le estaban arrancando algunas canas, pero fingió no percatarse y, tras haber conversado sobre varias cosas, le preguntó si cuando fuera mayor preferiría ser canosa o calva. La respuesta no admitía duda: Julia respondió que prefería ser canosa, por supuesto.
—Entonces, ¿por qué permites que tus peluqueras te dejen calva tan rápido?
—Entonces, ¿por qué permites que tus peluqueras te dejen calva tan rápido?