Fue con este hombre con el que Marie concibió la idea de organizar una intriga galante entre Ana de Austria y el duque de Buckingham. Madame de Motteville nos cuenta lo siguiente al respecto: “Madame de Chevreuse me ha dicho… que obligaba a la reina a pensar en Buckingham, hablándole siempre de él y quitándole los escrúpulos que ella tenía… Sin embargo, he oído decir a madame de Chevreuse, y con exclamaciones al respecto, que era cierto que la reina tenía el alma bella y el corazón bien puro, y que a pesar del ambiente en el que había nacido, donde, como ya he dicho, la palabra galante está de moda, ella se había tomado todas las molestias del mundo por evitar tomarle el gusto a la gloria de ser amada”.