Marie fue nombrada superintendente de la Casa de la reina. Esto se hizo al principio muy a pesar de Ana de Austria: ella detestaba al favorito, y por nada del mundo hubiera querido tener a su esposa tan cerca, pero tuvo que acatar la voluntad del rey. Sin embargo, poco a poco Marie de Rohan se fue ganando su simpatía hasta comenzar a forjar una sólida amistad entre ambas.