Estaba muy enferma cuando el 21 de febrero de 1846 contraía matrimonio en Londres con su antiguo amante, el conde de Perregaux, que tuvo el hermoso gesto de desear regular la situación de la mujer que tanto había amado antes de que le llegara la muerte. Fue un matrimonio de conveniencia, realizado tan solo por ese motivo, de modo que pronto se separaron y no llegaron a convivir como marido y mujer.