No penséis ni por un sólo momento que en Rusia no existían, ni existen, mujeres escritoras, no. En Rusia hubo una llamada Irina Vladimirovna Odoevzeva que escribió cosas como "El Ángel de la Muerte" de la que os escribo el comienzo.
Hacía tanto calor por las noches que había que dejar las ventanas abiertas. Soplaba un cálido viento de julio que levantaba la seca arena del jardín, hacía rumorear las hojas de los árboles y golpear los postigos. A Liuka le parecía, medio en sueños, que era la lluvia la que producía aquel ruido al caer sobre el tejado. Abría los ojos a menudo. Las cortinas se movían como dos alas negras. Liuka suspiraba y se dormía nuevamente. Sus cabellos húmedos se le pegaban a la frente. Tenía calor, se sentía invadida por una extraña languidez y le faltaba el aire. Abría los brazos y de nuevo miraba a su alrededor..
Hacía tanto calor por las noches que había que dejar las ventanas abiertas. Soplaba un cálido viento de julio que levantaba la seca arena del jardín, hacía rumorear las hojas de los árboles y golpear los postigos. A Liuka le parecía, medio en sueños, que era la lluvia la que producía aquel ruido al caer sobre el tejado. Abría los ojos a menudo. Las cortinas se movían como dos alas negras. Liuka suspiraba y se dormía nuevamente. Sus cabellos húmedos se le pegaban a la frente. Tenía calor, se sentía invadida por una extraña languidez y le faltaba el aire. Abría los brazos y de nuevo miraba a su alrededor..