Nino decidió marchar contra los bactrios, que aún se resistían su poder, y logró capturar todas las ciudades excepto la capital. Mientras la sitiaba, Menones, que permanecía a su lado como uno de sus principales consejeros, hizo llamar a su esposa. Ella acudió vestida de un modo tan peculiar que nadie podía adivinar si se trataba de un hombre o de una mujer, un estilo que se impondría posteriormente entre medos y persas. Apenas llegar, Semíramis se percató de que el ataque estaba dirigido principalmente contra la parte de la ciudad que ocupaba la llanura, y no contra la ciudadela, debido a lo cual las fortificaciones allí estaban menos vigiladas. Eso le dio la idea de seleccionar a un grupo de hombres que fueran buenos escaladores y conducirlos personalmente al ataque de la ciudadela. La ofensiva fue un éxito, y los bactrios, al ver que la ciudadela había sido ocupada, flaquearon en su resistencia hasta que finalmente la ciudad fue conquistada.