La reina inmortalizó su nombre construyendo maravillosos monumentos en los que hacía inscribir alabanzas hacia su persona, y llevando a cabo complicadas empresas. Decidida a sobrepasar la fama de Nino, se dice que embelleció Babilonia, una labor en la que emplearía a dos millones de trabajadores. También se afirma que hizo erigir otras ciudades a orillas del Tigris y el Éufrates. Construyó enormes acueductos, conectó ciudades mediante carreteras, extendió el imperio con nuevas conquistas y marchó al frente de un gran ejército contra Media. Allí, junto a la ciudad de Chauon, hijo un jardín en medio del cual, sobre una gran roca, construyó un espléndido palacio en el que residió mucho tiempo.