Kamarowsky, aún con vida, es trasladado al
hospital. Todavía encuentra fuerzas para denunciar a su asesino, al que ha reconocido perfectamente. Luego escribe una nota a su amada, María Tarnowskaia, quien se encontraba en Viena:
“En nombre del
cielo, ven rápidamente. Me encuentro muy mal. Pablo”.