Pero María no hubiera podido acudir: la policía se había movido deprisa y detuvo a Naumov cuando viajaba hacia Roma. El ruso intentó negarlo todo y ocultar su identidad. Fingió ser un ciudadano belga llamado Enrico Durand, pero de nada sirvieron sus protestas de inocencia. Finalmente confesó. Ahora también ella había sido arrestada.