Nicolás se licenció en Derecho y llegó a ser el secretario del gobernador de Orel. Ocupaba ese cargo cuando el conde Kamarowsky le presenta a María. La condesa llega a la conclusión de que aquel joven nervioso será presa fácil, y decide seducirlo. Habla mucho con él acerca del que pronto se revela que es su tema favorito: el masoquismo, y le sugiere probar algunas cosas. Nicolás conoció todo el dolor que aspiraba a sentir: el que causaban los cigarrillos apagados contra las palmas de su mano, los salvajes mordiscos de la condesa, los azotes que le hacían sangrar; un juego del que quedó cautivo. Ahora está dispuesto a seguirla a cualquier parte y a darle cuanto le pida. Se hizo un tatuaje en el brazo con las iniciales de la condesa y se entregó en cuerpo y alma, sin importarle que ese camino le condujera al crimen.