Margot es rebelde, indómita y excesivamente ardiente, para consternación de Catalina. Años más tarde, cuando ya no le quede nada que perder, llegará a confesar que su primer amante fue Anjou. La princesa tiene ansias de libertad; se niega a ser una pieza más en el particular ajedrez humano de su familia y hace planes para eludir un matrimonio desdichado con cualquiera de los candidatos que Catalina busca para ella. Su corazón ha elegido ya.