-- ¡Ojalá no hubiera llorado tanto! --dijo Alicia, mientras nadaba a su alrededor, intentando encontrar la salida--. ¡Supongo que ahora recibiré el castigo y moriré ahogada en mis propias lágrimas! ¡Será de veras una cosa extraña! Pero todo es extraño hoy. En este momento oyó que alguien chapoteaba en el charco, no muy lejos de ella, y nadó hacia allí para ver quién era. Al Principio creyó que se trataba de una morsa o un hipopótamo, pero después se acordó de lo pequeña que era ahora, y comprendió que sólo era un ratón que había caído en el charco como ella. -- ¿Servirá de algo ahora --se preguntó Alicia-- dirigir la palabra a este ratón? Todo es tan extraordinario aquí abajo, que no me sorprendería nada que pudiera hablar. De todos modos, nada se pierde por intentarlo. --Así pues, Alicia empezó a decirle-: Oh, Ratón,