— ¿Puedes poner huevos? —le preguntó.
—No.
—Pues entonces, ¡cállate!
Y el gato le preguntó:
— ¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas?
—No.
—No.
—Pues entonces, ¡cállate!
Y el gato le preguntó:
— ¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas?
—No.